Autor/Fuente: elpais.bo
Publicado: miércoles junio 23, 2021
En el marco de la Resolución Administrativa Nº 061/2021 que levanta la veda pesquera en el río Pilcomayo, el programa Conservación y Desarrollo de la Fauna (Codefauna) realiza el control de la pesca en Villa Montes. Es así que se verifica el tamaño y peso de las especies piscícolas que se extraen del afluente, además del registro de las concesiones, el carnet de pesca y comercialización que deben ser autorizadas por el Gobierno Municipal.
La labor que dirige el Codefauna Villa Montes es acompañada por la Unidad de Seguridad Ciudadana y el Gobierno Regional de esa jurisdicción, por lo que en el recorrido también realizan el trabajo de concientización para preservar el medio ambiente, la flora y fauna piscícola, al igual que el cumplimiento de las normas de bioseguridad para prevenir el contagio del Covid-19.
Dimar Quispe, responsable de Codefauna Villa Montes, expuso que en la inspección que llevan adelante se verifica la modalidad de pesca, el tamaño de los sábalos (35 centímetros), el cumplimiento de las fosas para el depósito de las vísceras del pescado, su higiene y quema de las mismas para evitar la contaminación en la zona.
Además, se verifica en cada concesión pesquera el registro, tanto de los pescadores individuales como de concesionarios, aval que autoriza el Codefauna para desarrollar la actividad en el río Pilcomayo. Si bien, según el listado de la gestión pasada, se tiene 61 concesiones, hasta el 10 de junio solo 40 fueron renovadas.
“Lo que queremos es llegar a concientizar a la gente, para que cambien de actitud, de hábitos y estamos trabajando fuerte en eso, estamos haciendo monitoreo para verificar el tamaño del sábalo, tanto en el mercado Campesino y San Antonio, exigiendo el carnet de comercializadores, esto en los mercados, rotonda y en el río”.
Quispe agregó que conforme a la Resolución 061/21, también se procede con el monitoreo del transporte de los camiones que comercializan pescado, es así que se exige a cada transportista portar su carnet.
Si bien, los lugareños cumplen con las normativas básicas, muchas veces la gente que viene de afuera hace mal uso de las artes de pesca, por lo cual también se prevé fortalecer los mensajes de concientización sobre el cuidado del río, la pesca y el medio ambiente a través de los medios de comunicación. “La Resolución 061/21, en uno de sus artículos prohíbe la pesca indiscriminada, manda hacer cumplir el protocolo de bioseguridad por el Covid, los concesionarios y velar por el tema del medio ambiente”.
Por su parte, Moisés Sapiranda, presidente de la Organización de Capitanías Weenhayek de Tarija (Orcaweta), informó que por el cambio de clima en la región en los últimos días se tuvo una baja en la pesca de sábalo, pero se espera un repunte, pues se reportó el ingreso a territorio nacional un nuevo cardumen.
En tanto, este miércoles a las 15.00 horas se tiene previsto una reunión con la Ejecutiva Regional del Villa Montes, para abordar los programas y proyectos para los pueblos indígenas, además de la participación en la actividad pesquera y otros aspectos conforme establecen las normativas.
“Por ejemplo, se debe trabajar en la limpieza de los caminos y los ingresos al río, porque cuando se viene la riada ya entre septiembre y octubre en las partes angostas del río se acumula una cantidad de basura, pero atribuyen que esos desechos son por parte de los indígenas, cuando no es así”.
Agregó que es evidente que la pesca en los últimos años bajó de forma considerable, por lo tanto, los pueblos indígenas también requieren proyectos, programas y apoyo para el sustento.
La pesca y la difícil situación de los indígenas
Según Moisés Sapiranda, presidente de la Organización de Capitanías Weenhayek de Tarija (Orcaweta), son más de 7.000 familias indígenas que residen en las riberas del río Pilcomayo en condiciones precarias y tienen como único sustento la pesca masiva que dura entre 3 a 5 meses al año. Sin embargo, esa labor es torna cada vez más difícil, ya que suelen trabajar “casi todo el día” para pescar entre 100 a 50 sábalos, que si bien se comercializan los recursos económicos que perciben no alcanza para subsistir.